No sentiste nunca el dicho ¨come màs que un tonto¨?, pregunta mi abuelo.
En su cuadra vive un Lucas. ¨Tiene mas de veinte y piensa como uno de ocho¨, segun su opinión poco confiable. El chico tiene arranques de querer comer y milita su gula en la puerta de negocios de diferentes ramos del barrio. Todos responden al mangueo con gusto y, acaso, compasión. Al boliviano de la verduleria, Lucas lo somete con bananas y naranjas; al del kiosco con barritas Feeling; al de la peluqeria con Suchards del caramelero; a los de Plaza Mayor con pan negro; a mi abuelo con helados dobles de mc donalds; y a los pibes del delivery donde para mi abuelo con la perra, con panchos. Dos panchos por dia. El de media tarde con savora -tres vueltas-, y el de la noche, que se lo dan congelado, lo mete en el volante de la moto que estè por salir


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