19.10.06

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“(...)Era de noche y tiraron bengalas para iluminar y saber donde estábamos. Eso pasó porque buscábamos un dios. Nosotros fuimos a un lugar que se llama Pampa del Indio. Escapamos ahí. En ese época yo era joven y soltera. Yo llevaba la mercadería y mi mamá el agua. Veníamos escapando, por ahí nos escondíamos, corríamos, llorábamos. Nos fuimos a meter en un estero, durante el día estábamos en una cueva para que no nos vieran los gendarmes. Primero yo llevaba mercadería y mi madre llevaba agua, pero después de algunos días se acabó y pasábamos hambre. Mi abuelo tenía un amuleto de hueso para tener garra, fuerza, para que no te caigas o te demores. Me metía unos chuzazos con eso, muy fuerte, cosa que el hueso del animal penetre en la carne, para que no me duerma, y así lograba escapar día a día, hora a hora. Así llegamos hasta Campo del Cielo. En ese mismo lugar nos rodearon. Y no sé como no nos mataron. Había gente que levantaba nervios, que se preguntaba que iba a pasar con ellos. Nos rodearon los gendarmes y nos tenían apuntados. Decían ‘a estos perros lo vamos a matar’. Había muchos muertos y no sabíamos qué hacer para que no vengan los cuervos a comerlos(...)”

3 comentarios:

fofolfi, el niño abominable dijo...

está bueno esto. viví hasta los 16 años en el chaco y este año estuve en campo del cielo, un lugar a-lu-ci-nan-te, hice 400 km para mirar un meteorito en el medio del monte. yo miraba el meteorito y me rodeaba la selva y el aplastante ruido de millones de insectos.

Anónimo dijo...

pero leiste lo de la masacre de piagalá, fofolfi?

fofolfi, el niño abominable dijo...

sí sí, eso decía que era lo que estaba bueno. lo otro era una expresión de pensamiento lateral nomás