Sobre las cartas y la guerra

-


Lautaro, escuchá, dejáme
que me explaye sin tope acerca
de la lentitud que hoy me impuso la canción de tus renglones.
Estuve leyendo de las casas
en la guerra y de las castas, los roedores

reenviando frases tuyas y pesadas,
un conjuro las cadenas de mandar 80,
de mandar 90
mails en minutos.. flecha sin puntero.
No va a sublimar La librería
con un objetivo tan torpe
como el texto en manos de un corazón
aunque parezca dejar señas, plumas,
pedazos de cuero y pelo, ojos de virgen
y sapo entrenado; la lectura, la política,
la marmita esta es ajena-del-bosque.

Estuve leyendo, reenviando
frases tuyas junto a frases mias desalineadas
célebres por cortas,
por colores duros en que me meto. Ando tangente
con ciertas letras no aprendo la elegancia
urbana, sobria de los ciegos
con buenos perros, compañeros,
oledores como los tuyos.
Reenvio mails porque me gusta
la imagen teórica de Séneca brotando
recomendaciones amable, el estoico al discípulo
a orillas de un río o en un patio, escribe
en el claro o la silla
seguramente -no de mimbre
no de caoba-. Los efebos
a Séneca le contestaban, amando,
endebles pero frescos: cuántas veces se bañaban,
qué comieron, qué dialogaban,
qué deporte les ocupaba agreste
la juventud del entusiasmo. Delta
de Venus ¡vestían trapitos!
Eran débiles pero prometedores,
posaban al escultor despeinados
con la boca inquieta, y él los escuchaba
despacito, o cabeceaba
..cada uno sabía qué tener,
qué cosa atender, qué pierna ofrendar
en alguna de las tareas
de la tecnología del yo, de otra cosa
más amena y estable ..pasarse una taza


Leo lo tuyo una vez, dos, tres veces.
Me interrumpe un timbre
del delivery o un teléfono.
Quedo descontenida, tengo la emoción
en los ojos que se tiene ante un viajero
expresivo y vulnerable, agotado
llegado a pocas horas de un pais
extraño, ennegrecido y deportado
del áfrica o el asia, no sabemos,
no responde y no nos dice,
no nos quiere,
no sugiere ni comenta,
resto,

no aparenta qué religión tiene.




.