Al cabo de una fiesta a la que concurren

absolutamente todas mis conocidas y gente cercana/ habitaciones intercambiables con mesas de comida/ ambientes oscuros con humo, sonido grave/ pasillos que son balcones de terrazas en galpones de ciudades del futuro /todo con tubo, todo plateado/ óxido en los bordes de cada cosa vista de cerca:/ veo venir un árbol/
Como cámara en mano llevo los ojos/ a la altura de una escalera de dos metros/ En el árbol hay dos ramas más nítidas que el resto/ y en una brilla con edénica malicia/ un huevo de oro o de nácar.../
Mi espalda se eleva a medida que inflo el estómago/ Retengo, después, con la boca el aire/ La técnica en el sueño acude, se hace verdadera en proporción inversa/ a la fijeza de la vista y al miedo de temblar ante la técnica/ Entonces, el árbol se acerca y yo me desplazo/ a ritmo de Suspensión-Bajada, Suspensión al doble que Bajada/ Bajada a la mitad de Suspensión/ la dinámica con que volaba Mario Bros/ Quedo unos minutos en la copa y comienzo el descenso/ Hueca, liviana como un globo/ No soy otra cosa que un globo, una bolsa con una determinada cantidad de aire/
La espalda está obligada a ceñirse a la medida/ a la medida del deseo que oscurece/ O resplandece, pero deseo hace uso/ de la rampa de la espalda, y las lumbares/ son poderosas lumbares de equilibrista/
Bajando, aun veo/ con el cuello quebrado, el huevo en mi frente/ Estiro la mano pero fallo por dos centímetros en recogerlo/ Caminar va azulando la atmósfera/ los pies determinan el paisaje/el espíritu es una decidida brocha gorda/
Voy entre piedras, y aguas de un arroyo diminuto, anaranjado/ Llego hasta la boca de un sistema para bebidas:/ correas, tiras de plástico para cobrar la cerveza en Coto/ Hay niños pasando por el túnel/ niños y niñas reemplazando los envases/ Son los Niños de Promoción de las bebidas que las familias compran/ Hacen macizo el enigma del sueño, pues no hay otra cosa que un sueño/ una vida con una determinada cantidad de rehenes/

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