a los saltos con la rítmica de la Irradición; una palabra lleva a una cosa y una cosa lleva al ganado . .

- ¡Hay que construir la hacienda!-

le dijo Ferrero a Frescura

-..en una causa amplia con terraza,

luminosa y bien dispuesta

por donde se la mire,

se necesitan animales-

Frescura tiró la colilla

contra la pared

y el rebote alcanzó el balde

-Acá tenemos a la luna, Ferrero,

acá tenemos lo que se dice

un Grupo de afinidad milenario-

Asi como de lejos vienen partes

de camiones donde subimos

con media zapatilla, con el pantalón maltrecho,

la cara engrelada, asi

vienen los pensamientos

desordenados,

libres y despampanantes

sólo los acoge quien tiene

el ánimo y la chata despejada, quien riega

ese tipo de plantas

que germinan por cualquier agujero

-Esto es un Palán Palán-

le dice Ferrero

que una vez

se desnudaron en una hacienda en Santa Vera Cruz

y armaron una carpa con un pozo,

lo llenaron de carbón y palán palán

y se dispusieron al diálogo con los comechingones

-un diálogo después de la muerte-

no se animaron a meterse,

al momento de caer la tarde,

no dejaron que los sudores

como una borra de café

digan las verdades

en la cara del concilio,

que es la cara de la gente

resulta que la gente estaba por entrar

a la carpa para exhudar pasado,

embuida de magia o astucia, y no entró

temieron que la oveja separada de su grupo

que se echó junto a la acequia,

sonando su campana

de muerte con alegría

fuera un signo de mala suerte

cuando bajó el sol removieron los canteros

de piedra saponaria, enderezaron

el techo, su chapa, y tiraron

semillas de jazmín compradas

en algún supermercado en Buenos Aires.

a los tres días

crecieron margaritas

silvestres, una plaga de soles

.