Ninguna actitud de la corteza se destaca por antipatía o por futuro de caerse cuando la higuera asegura regalos para una tarde de proezas. Las chicas están bien apoyadas sobre la rama y de a poco irán perdiendo el vértigo. Ellas y los higos se desean y se comparten entre lenguas con una fidelidad más ardua que la maleza y el barro, o el estómago y el cuchillo.
3 comentarios:
(tengo que aflojar con la z)
que siga...........!
Muy bueno!!
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